La tumba del Primer Emperador de China fue descubierta accidentalmente por agricultores en 1974 mientras excavaban un pozo, revelando seis esculturas de guerreros de arcilla. Una exploración arqueológica más profunda llevó al descubrimiento de tres enormes cámaras subterráneas, conocidas como “fosos”, que contenían fragmentos rotos de soldados de terracota. El hallazgo atrajo rápidamente la atención nacional. Estas figurillas de cerámica de tamaño natural, que mostraban detalles sorprendentemente realistas en su atuendo, todavía conservaban rastros de su pintura original cuando fueron descubiertas inicialmente. Los guerreros de terracota destacaron como figurillas funerarias sin precedentes. Además, los fosos 1, 2 y 3 representaban solo una pequeña parte del vasto complejo funerario del Primer Emperador.
El Primer Emperador (nacido como Ying Zheng) gobernó inicialmente como el rey del estado de Qin. A través de campañas militares enérgicas, conquistó los estados que ocupaban gran parte del territorio actual de China, poniendo fin al Período de los Estados Combatientes. Reformó los estados cultural y políticamente distintos en una entidad unificada.
En el año 221 a.C., se declaró oficialmente Qin Shi Huangdi, un título que él mismo acuñó y que comúnmente se traduce como “Primer Emperador”, que en realidad significa “Primer Emperador Augusto de Qin”. Esto no fue un gesto vacío: las reformas y la unificación del Primer Emperador cambiarían para siempre el significado del gobierno en Asia Oriental.
Entre sus proyectos de construcción monumentales se encontraba una tumba monumental de esplendor sin precedentes, cuya magnitud y lujo se convirtieron, con el paso del tiempo, en objeto de leyenda. Sin embargo, ninguna de las fantásticas historias encontradas en los registros escritos preparó a los arqueólogos para lo que encontrarían en el Mausoleo del Primer Emperador.