For many people, гetігemeпt is a golden opportunity to finally pursue long-һeɩd interests they never had time to fully exрɩoгe. And this was no different for Eugene Bostick.
Not long after retiring, he began following a new lifelong career, as a train conductor for rescued stray dogs. Bostick, an 80-year-old ѕeпіoг citizen from Texas, spent his days operating one of the coolest trains in the world. His homemade train would take rescued stray dogs oᴜt for rides around the neighborhood.
Bostick le contó a The Dodo que en realidad nunca planeó dedicar sus años dorados a salvar perros necesitados. Más bien, todo comenzó como respuesta a la falta de compasión de otras personas que lo obligó a asumir el deber de ayudar a las mascotas necesitadas, ya que no podía soportar ver a los perros abandonados dejados a su suerte en las calles.“Vivimos al final de una calle sin salida, donde mi hermano y yo tenemos un establo para caballos”, dijo Bostick a The Dodo. “A veces, la gente viene y abandona perros aquí, dejándolos para que se mueran de hambre. Así que comenzamos a alimentarlos, a dejarlos entrar, a llevarlos al veterinario para esterilizarlos. Creamos un lugar para que vivieran”.
A lo largo de los años, Bostick acogió a cientos de perros callejeros abandonados. Les proporcionó un lugar para vivir, con comida y cuidados más que suficientes, pero lo mejor de todo es que encontró la manera más adorable de mantenerlos felices.
Aunque los perros tenían mucho espacio para moverse libremente por la granja de Bostick, él pensó que sería bueno poder llevarlos en pequeñas excursiones. Sin embargo, se dio cuenta rápidamente de que pasear a varios perros a la vez no es una tarea fácil. Fue entonces cuando se inspiró para construir una forma de transporte específica para los caninos, solo para ellos.
“Un día estaba afuera y vi a un hombre con un tractor que adjuntaba estos carros para transportar rocas. Pensé, ‘Vaya, eso serviría para un tren de perros'”, “Soy bastante bueno soldando, así que tomé estos barriles de plástico con agujeros cortados en ellos, les puse ruedas debajo y los uní”, le dijo a The Dodo.
Y así, todos a bordo del tren de los perros.
Una o dos veces por semana, Bostick solía llevar a los perros a su cuidado por las tranquilas calles del pueblo o a través de los bosques circundantes cerca de su hogar. Es algo que los perros, que antes no eran amados, han llegado a disfrutar en sus nuevas vidas felices.
“Estoy envejeciendo. Tengo 80 años ahora, así que supongo que no durará mucho más tiempo, pero lo seguiré haciendo mientras pueda”, dijo. “Los perros la pasan genial. Realmente lo disfrutan”.